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10 razones para amar Hawái

10 razones para amar Hawái

Es como el cielo en la tierra. Las playas son preciosas; la cultura, genial: el mar, resplandeciente, y el surf, mejor que casi en cualquier otra parte del mundo. Hay 1001 razones para amar Hawái, pero hemos hecho todo lo posible para reducirlas a diez. Aquí están mis 10 razones para amar a esta joya del Pacífico, y para empezar hoy mismo a hacer las maletas. (Sí, como justo después de leer este artículo).

1. Lo importante es el baile

El hula es probablemente una de las cosas más emblemáticas de estas islas, y es mucho más que faldas de paja y leis (esas guirnaldas de flores que se ven en prácticamente todas las películas rodadas en Hawái). Es un arte atlético extenuante de rodillas dobladas y ampollas, que narra las historias y leyendas de las antiguas tradiciones y cultura hawaianas mediante una combinación de danza y canto. ¡Mis clases de historia habrían sido mucho más memorables (y eficaces) si se hubieran acompañado de algunos hermosos balanceos!

2. Y también las fiestas

Luau es básicamente la kahuna (una ola enorme en términos surfistas) de las fiestas. Normalmente se sirve un bufet come-todo-lo-que-puedas de marisco, carne y todo lo demás, así que ni se te ocurra pensar en dietas ni en cómo te quedará el bikini; lo que importa es pasarlo bien y divertirse olvidando en la medida de lo posible las preocupaciones. Después de atiborrarte, tendrás el placer de ver un baile tradicional polinesio y puede que algún bailarín de fuego samoano.

3. Es totalmente relajado

¿Recuerdas que he mencionado que hay que divertirse olvidando en la medida de lo posible las preocupaciones? Tengo que seguir repitiéndolo, porque es esencial para la forma de vida Hawaiana. Unos cuantos artículos atrás comenté cómo el idioma hawaiano se centra mucho en un estilo de vida relajado, y quizás no es de sorprender que eso no afecte solamente al idioma. En Hawái el ritmo es lento (o más lento), hay equilibrio entre uno mismo, los que le rodean y el entorno, y se viven todos los días con amor, felicidad y amabilidad. Puede sonar demasiado bueno para ser verdad, pero, créeme, es así de bueno.

4. El mundo subacuático es glorioso

El submarinismo y el buceo de superficie son obligados en Hawái: qué mejor manera de empezar el día que nadar junto a nuestros peces hoaloha (hawaiano para amigo) y junto a tortugas que probablemente sean más viejas que tu abuela. Molokini es un gran lugar para empezar; es más como un cráter volcánico sumergido que una isla pequeña, y es el hogar de más de 250 especies marinas. Ver el fondo marino en todo su colorido esplendor es una experiencia que nunca olvidarás.

5. Las rutas de senderismo son impresionantes

Si estás preocupado por hacer ejercicio durante tus vacaciones, deja de preocuparte, en serio. Ya he dicho que eso no está permitido aquí. Pero, en segundo lugar, Hawái tiene gran cantidad de parques nacionales y montañas donde podrás hacer ejercicio, sobre todo para tus piernas, sin esforzarte demasiado. Vete, por ejemplo, al Parque Nacional de Haleakala, y haz una caminata de tres horas (más o menos) en el Pipiwai Trail, que transcurre a través de un relajante bosque de bambú y acaba en la cascada Waimoku de 120 metros de altura. ¡Ah, y no dejes de darte un chapuzón en las siete piscinas sagradas!

6. Las piñas son abundantes

No des por hecho la fruta fresca. Es decir, si vives todo el año en una zona tropical, te envidio. Para aquellos de nosotros que vivimos en climas más fríos y duros, tener fruta en abundancia todos los días es algo maravilloso. Que tenga montones de piñas puede que no sea la única razón para amar Hawái, pero hacen que la estancia allí sea mucho más placentera.

7. Y el surf es de primera

¿Qué mejor lugar para aprender a hacer surf que su lugar de nacimiento? Los antiguos hawaianos practicaban el surf, y no lo consideraban un deporte o una afición; era parte integral de su cultura, más un arte que otra cosa. Esta forma de arte fue llamada he’e nalu, que es «deslizarse en las olas» en hawaiano. Antes de entrar en el mar, rezaban a los dioses para que les protegiesen y les diesen fuerza para dominar al poderoso mar, muy similar a lo que hacemos antes de pedir algo a nuestra madre o nuestro jefe.

8. Los volcanes están vivos

Los 3000 metros de subida al Haleakala no son para débiles. Hay nuevas regulaciones que exigen una reserva para poder subir a admirar el amanecer, pero la batalla merece totalmente la pena. También hay cinco volcanes activos en Hawái. Recomiendo ir a ver el volcán Kilauea, que ha estado continuamente en erupción desde 1983 y se considera uno de los volcanes más activos del mundo. Y sí, verás exactamente las escenas locas y dignas del National Geographic que te puedas imaginar de lava hundiéndose en el mar.

9. Es el hogar de las ballenas jorobadas

Si bien hay una gran cantidad de animales que merecen toda la atención, puede que los más impresionantes sean los moradores marinos de 30 000 kilos que juegan alrededor de la isla de Maui. La mejor época para verlos es entre enero y marzo, ya que es cuando más de 10 000 ballenas van de camino a Alaska para aparearse, parir y cuidar a las crías.

10. El café es buenísimo en todas partes

No, no me refiero a los Starbucks. En la isla de Kona, hay cientos de fincas de café que cultivan, cosechan y tuestan su propio café, el cual puedes encontrar en abundancia en las muchas cafeterías repartidas por la isla. Tiene un sabor muy característico debido a la altitud, a la cobertura nubosa constante y al rico suelo volcánico del volcán Hualalai. Y ¿quién necesita catar vinos cuando puede ir al Daylight Mind a una cata de cafés para descubrir su tueste favorito?

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